La Esencialidad de la Iglesia

En este último par de meses, hemos agregado términos nuevos a nuestros diccionarios. "Distanciamiento social," "guardarse-en-casa," "cuarentena" (aunque ya haya excedidos los 40 días), y "la nueva normalidad," entre otros.

Cada vez es más común ver publicidad de mascarillas que promueven más una "moda" que la propia prevención; es decir, ya nuestra mente ha sido acondicionada, que no nos importa tanto si esta nos protegerá o no, sino lo original o moderna que esta sea.

Hemos comenzado a ver discusiones tornandose en pleito, porque algunas personas hemos abogado para que se reabran los templos, mientras otras abogan para que continúen cerrados.

Las redes sociales están plagadas de publicaciones tanto de cristianos como de inconversos que creen saber lo que es mejor para todos; ambos se molestan si alguien se atreve a opinar diferente que ellos; y en el proceso enseñan lo peor de ellos mismos.

La semana pasada el Presidente de los EU Donald J Trump, declaró la esencialidad de las iglesias e instó a los gobernadores a autorizar que las iglesias se abrieran inmediatamente.

Lo que debió haber causado regocijo entre los creyentes, terminó causando disensión y hasta división en muchas instancias. Comentarios como "Pero que irresponsabilidad del presidente, ¿que quiere que nos muramos todos?" "Que negligentes esos pastores que quieren abrir y exponer a sus congregaciones, ¿que no saben que nosotros somos la iglesia y el templo es solo un edificio?" "Cuando comiencen a aumentar los números de contagiados y muertos, no se vayan a estar quejando, yo por eso me voy a seguir quedando en casa," son solo algunos de los que llovían en redes sociales. Incuso me tocó leer un comentario de una persona que regañaba a su pastor, no tanto por anunciar que reabriría su iglesia, sino por "andar agradeciendo al presidente sus tontas decisiones."

¿Desde cuando los hijos de Dios no hemos vuelto tan miedosos e intolerantes? La Palabra de Dios dice claramente que "Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor, y de dominio propio" (2 Timoteo 1:7).

Y no es que esté haciendo un llamado a la irresponsabilidad, sino más bien estoy abriendo una invitación a la información. ¿Sabían ustedes que el 23 de abril la Casa Blanca publicó una tabla con la expectativa de vida del virus COVID-19? Esta fue titulada:

"Temperaturas elevadas, humedad, y la luz del sol son perjudiciales para el SARS-CoV-2 en las gotas de saliva sobre superficies y en el aire"

De acuerdo a esta tabla, la media vida del virus en superficies con una temperatura de 70 a 75 grados Farenheit, con 80% de humedad y sol, es de 2 minutos.

En aerosol (en el ambiente), con temperaturas de 70 a 75 F, 20% de humedad y sin sol, es de 60 minutos.

En superficies con 95F y 80% de humedad sin sol, la media vida del virus es de 1 hora.

Junto a esa tabla se presentó otra titulada:

"Mejores Prácticas para Cada Estadounidense," y esta tenía solo tres puntos:

• 1. CALOR Y LA HUMEDAD REPRIMEN AL COVID-19: En el interior y el exterior.

2. MUDE SUS ACTIVIDADES HACIA AFUERA: La luz del sol impide la transmisión del virus.

3. DESINFECTANTES COMUNMENTE DISPOIBLES (Cloro y Alcohol Isopropyl) funcionan para matar el virus.

Si estas pautas se dieron hace más de un mes, ¿porqué seguimos discutiendo entre nosotros en lugar de razonar en que, debe existir una razón más fuerte para querer mantenernos en casa y no permitir que la iglesia se congregue?

La iglesia (como institución), siempre ha sido esencial. Si bien es verdad que nosotros somos la iglesia, también es verdad que como dice Hebreos 10:24-25 "... considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca."

¿Porqué es importante que nos congreguemos? Porque es en la unidad y la oración corporal que nos fortalecemos mutuamente. Es en nuestro núcleo de apoyo moral y espiritual a donde acudimos cuando la vida se nos pone difícil. No es ninguna sorpresa el escuchar que los números de suicidios se han incrementado, al contrario, era de esperarse. ¿A donde acuden la viuda, el pobre, el triste, y el deprimido buscando fortaleza si no a su congregación? y cuando esta no está disponible es cuando vemos justamente que las personas se quitan la vida, retoman viejos vicios, o conductas perjudiciales.

Para quienes aún están dudando la importancia de la iglesia, solo basta con leer la Constitución y la Declaración de Independencia. En ella se estipula que la Constitución existe para proteger nuestros derechos "dados por Dios," y entre ellos va nuestra libertad religiosa. La Constitución no estipuló que el gobierno impusiera leyes para subyugar a la iglesia, sino para proteger precisamente a la iglesia y al pueblo, de caer en un gobierno tirano.

La Declaración de Independencia, escrita por Thomas Jeferson en 1776 dice:

"Consideramos que estas verdades son evidentes, que todos los hombres son creados iguales, que son dotados por su Creador de ciertos Derechos inalienables, que entre ellos están la Vida, la Libertad y la búsqueda de la Felicidad. — Que para garantizar estos derechos, los gobiernos se instituyen entre los hombres, derivando sus poderes justos del consentimiento de los gobernados, — Que cada vez que cualquier forma de gobierno se vuelve destructiva de estos fines, es el derecho del pueblo a alterarlo o abolirlo, e instituir un nuevo Gobierno, sentando su base sobre tales principios y organizando sus poderes en tal forma, en cuanto a ellos parecerá más probable que afecte a su seguridad y felicidad."

La Constitución de los Estados Unidos en su Primera Enmienda dice:

"El Congreso no hará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del Estado o se prohiba practicarla libremente, o que coarte la libertad de palabra o de imprenta, o el derecho del pueblo para reunirse pacíficamente y para pedir al gobierno la reparación de agravios."

Los padres fundadores de esta gran nación, Cristianos practicantes, sabían perfectamente la necesidad imperante de proteger a la iglesia, y más que nada, conocían perfectamente la influencia de la iglesia en el pueblo y confiaban que sería la iglesia el lugar a donde se iría en busca de información y de la verdad; y que sería en la iglesia en donde la gran mayoria de los movimientos por la igualdad y la justicia comenzarían.

Así que iglesia, retoma tu autoridad en Cristo y tu autoridad que la misma ley respalda y protege, y comienza a andar en verdad y fe. Toma en cuenta que tú no estás yendo en contra de ningún gobierno, sino que el gobierno ha extralimitado su autoridad y te ha puesto bajo sus pies, tal vez esperando a que nunca te enteres de que tus derechos y tus responsabilidades no vienen del gobierno, sino de Dios.

En Mateo 22 los fariseos le preguntaron a Jesús: "Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no?

Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?

Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.

Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción?

Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios."

Ahora yo les pregunto a ustedes: ¿Qué imágen está inscrita en su familia? ¿Qué imágen está inscrita en sus hijos? ¿Qué imágen está inscrita en su ministerio y en su congregación? ¿A imágen de quien hemos sido creados?

Entónces, démosle a Cesar lo que es del César, pero solo eso. Es cuanto a mi casa y yo, nosotros serviremos a Jehová. Mi casa no le pertenece a César. Mi ministerio no le pertenece al César. Mi voz no le pertenece al César. Mi vida no le pertenece al César.

"...escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová." Josué 24:15

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