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No Te Arrepientas, Mejor Persevera

  • Writer: America L Figueroa
    America L Figueroa
  • Dec 26, 2018
  • 3 min read

Updated: Dec 28, 2018

Durante todo un año, mi hijo Cristopher había estado guardando un tubito de nieve artificial para hacerla en Navidad. Anoche el y Samuel se dieron a la tarea de hacerlo en el lavabo del baño sin pedir ayuda ni avisar a algún adulto lo que planeaban. Leer las instrucciones estaba de más porque ambos decían saber lo que hacían. Le agregaron tanta agua a la mezcla que en lugar de nieve terminaron haciendo un gel el cual por tanta agua se empezó a ir por el drenaje hasta tapar el sink. Ni siquiera en este punto les dio por pedir ayuda, al contrario, apagaron la luz del baño dejando todo ahí y se fueron a su cuarto a jugar con los dinosaurios. Quiza pensando como dice el dicho: “ojos que no ven, corazón que no siente.”

Tiempo después cuando entre al baño y mire, les pregunté lo que había sucedido y comenzaron a echarse la culpa uno al otro. Al final ambos concluyeron que de haber leído las instrucciones eso no habría pasado, ya que la nieve que Cris había atesorado por un año, se había arruinado.

Al dia siguiente, me di a la tarea de lavar el baño y “de paso” destapar el sink. No sabía en lo que me metía, como mi esposo estaba trabajando, lo que pensé que me tomaría maximo 15 minutos, terminó consumiéndome casi 2 horas. Tuve que desarmar la tubería para que pasara el agua y lavar los tubos con agua caliente para que la materia gelatinosa que mis hijos echaron, la cual se había convertido ya en una especie de manteca, se deshiciera y permitiera al agua correr. Cuando creí que ya lo había logrado, prosegui a lavar el otro baño, solo para darme cuenta que ese también se había tapado porque ambos están conectados de algun modo.

Tuve que realizar la misma operación y luego escuché a Cris decir que el primer baño ya se había tapado de nuevo. A ese punto, ya no sabía si llorar, reír, o dejar todo tirado y esperar a que llegara mi esposo y lo arreglara el. De pronto, mi hijo Yeshua se asoma al baño y me dice: “wow, también tenemos un plomero en casa” y Cristopher lo secunda diciendo: “eres mamá, doctora, maestra, cocinera, cantante, escritora, enfermera, y ahora plomera, mami tú eres muchas cosas.” A ese punto, ya no me pude echar para atrás y tuve que terminar lo que había empezado, que solo por la gracia de Dios pude lograrlo, porque en realidad lo que yo quería era sentarme a llorar.

¿Alguna vez has hecho algo sin haberte detenido a pensar en las consecuencias y cuando te das cuenta ya es demasiado tarde? No se quien se arrepintió más, si mis hijos al verme batallar tanto arreglando lo que hicieron, o yo por haber pensado ¿que tan difícil puede ser? Sin saber realmente en lo que me metía.

Marcos 5:24-34 habla de una mujer que había estado sufriendo hemorragias por 20 años y un día va Jesus pasando por donde ella vivía. La Biblia dice que la multitud apretaba a Jesus, así que no debió haber sido facil para ella decidir acercarse a Él. El tenía 2 opciones, ver pasar de lejos a Jesús y seguir viviendo enferma, o abrirse paso entre la multitud para ver si lograba acercarse a Él. “Si tan solo tocare Su manto seré salva,” pensaba la mujer, y esa fue su determinación, tocar aunque sea Sus ropas, porque ella estaba segura que si solo hiciere eso su salud sería devuelta; y así fue. Esta mujer pudo haberse arrepentido al ver que no podría llegar a Jesús, pudo haberse conformado a seguir viviendo igual, sin embargo ella no se dio por vencida y persistió hasta recibir su sanidad, y no solo eso, sino que Jesús al haberse dado cuenta de ello le dijo: “tú fe te ha sanado.” Ella tuvo fe en que Dios sana, pero ella también tuvo fe en que ella lograría llegar Jesús; quizá si le hubiera compartido a sus amigos las intenciones de tocar a Jesús, estos la habrían desanimado diciéndole que jamas lo lograría.

Mis hijos y yo aprendimos una gran lección hoy. Ellos aprendieron la importancia de pedir ayuda y de leer las instrucciones antes de cualquier cosa. Yo, aprendí que lo importante no es quedarme contemplando si puedo o no hacer las cosas porque entonces quizá nunca me animaré a hacer nada, lo importante es persistir y recordar que siempre hay alguien más mirándonos atentamente, alguien que confía en que cualquiera que sea la tarea, la sacaremos adelante exitosamente.



 
 
 

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